2 años ago

El engaño que te impide el exito.

La ideología falaz que te impide obtener el éxito que deseas.

Dedicado a: Fernando

Introducción

La perspectiva moderna de éxito tiende a ser muy específica y estrecha. Se nos dice casi desde que nacemos que estamos destinados a la grandeza

Sin embargo cuando crecemos nos enfrentamos cada vez más a la cruenta realidad de que quizás no somos tan especiales como creíamos. Resulta que por cada gran habilidad que tenemos hay alguien ahí afuera que nos hace ver sumamente incompetentes

Mientras que muchas personas asumen este fracaso a una profunda deficiencia personal yo veo otra posibilidad: puede ser que no seamos malos en el juego, sino que estamos jugando un deporte incorrecto

Todos deseamos de alguna forma u otra ser importantes; todos queremos sobresalir, ser respetados y apreciados en nuestras comunidades; todos buscamos trascender nuestra mortalidad y crear algo valioso. 

En este post indago en esa posibilidad. Continua leyendo si quieres conocer las razones por las cuales puede que hayas sido engañado todo este tiempo. 

El instrumentalismo falla a la sociedad…

La poderosa e incesante necesidad de conseguir estatus aparenta ser una característica fundamental de la humanidad. Gracias en gran medida al estatus es que la humanidad ha logrado progresar al ser que es ahora. Como dijo más explícitamente el antropólogo Jerome Barkow “Sin prestigio simbólico, es difícil ver cómo las sociedades complejas se pudieron haber desarrollado.”

El querer tener importancia en un grupo, así como ser aceptado en él serán siempre parte de nuestra conducta humana. Como seres sociales dependemos directamente de estas interacciones para poder sobrevivir.

No está mal ser de esta forma, así está determinado por nuestra biología desarrollada durante millones de años. Sin embargo dentro de esta verdad biológica inescapable nace una ideología perversa y falaz: el instrumentalismo.

El instrumentalismo es la ideología de que todo tiene un propósito explotable y que él no explotarlo es causa de desperdicio. La naturaleza o nuestra existencia no son más que recursos para ser usados sin parar para el propósito del progreso económico.

En nuestra sociedad actual el instrumentalismo permea casi todas nuestras interacciones —debido en gran medida a que el capitalismo es un sistema económico y político caracterizado por instrumentalizar todo lo que existe. La humanidad pasó de ser la creación de dios, destinada a encontrar su ticket de entrada a la vida después de la muerte a un engranaje que debe ser usado sin parar hasta su extinción.

La perversión del instrumentalismo no nace de la interdependencia entre individuos, sino en la insistencia de que el individuo tiene un valor puramente extrínseco —lo que produce, provee y consume— más que un valor intrínseco —su satisfacción de vida, bienestar o trascendencia. Mediante la perspectiva instrumentalista o eres obviamente exitoso o eres nadie.

El gran problema nace de que el instrumentalismo reconoce ciertas partes útiles mientras rechaza el valor de todas las demás. Si no avanza la economía entonces no sirve. Esto cierra toda la realidad humana a ser descrita sólo por las formas más obvias de progreso.

Ya que el dinero, como expresión simbólica de valor, se concentra en ciertos nichos, la persona instrumentalista infiere que entonces es en estos espacios donde incide la mayor cantidad de valor, por lo tanto es aquí donde él puede maximizar su adquisición de capital y por ende, conseguir estatus. 

Estas perspectivas, sin embargo, están fundamentalmente basadas en el mismo principio que causa las burbujas económicas: el sesgo de confirmación —la tendencia de favorecer información que va en concordancia con aquello que mantiene las creencias pasadas.

Dicho de otra forma, creemos que por que el mundo va hacia una dirección la mejor forma de favorecer nuestro progreso personal es yendo hacia esa misma dirección. Esta perspectiva puede no estar fundamentalmente errada, pero si peca de ingenua; cree que su experiencia personal representa de forma precisa el cómo la sociedad progresa, pero como han demostrado cientos de años de historia: el futuro es tan incierto como impredecible

A su vez esta perspectiva, niega por ignorancia una de las grandes lecciones de la historia: el correcto progreso social se basa en el choque continuo de fuerzas divergentes. Como dijeron Will y Ariel Durant escribieron en su libro The lessons of history “El conservador que resiste al cambio es tan valioso como el radical que lo propone…”

Para poder avanzar necesitamos de fricción. El gran riesgo del instrumentalismo es que tiene poca o nula oposición. 

Mientras que en los individuos el tener objetivos binarios —que se basan en solo dos estados de bien o mal, blanco y negro o unos y ceros— puede ser algo positivo, en las sociedades es peligroso; es en la lucha de ideales o extremos que los humanos encuentran justificacion para hacer cualquier cosa, sin importar que tan atroz sea.

Tal como la Santa Inquisición mostró explícitamente el guerrero de dios es el más sanguinario que existe, ya que tiene la verdad, lo moral y lo divino de su lado.

Al contrario de lo que las personas piensan, ni la religión ni la fe ciega son el problema —al menos, no el más grande de los problemas— sino el llegar a racionalizar cualquier idea como absoluta.

Si deseamos un verdadero progreso necesitamos la habilidad para permanecer flexibles; necesitamos aprender a olvidar y a rechazar hipótesis pasadas.

Si hubiera principios y leyes fijas las naciones no los cambiarían así como nosotros cambiamos nuestras camisetas y no se puede esperar que ningún hombre sea más sabio que una nación entera.

—Honoré de Balzac

Es necesaria la existencia de tendencias, pues ellas proveen por definición el tiempo necesario para hacer cualquier cambio verdadero, sin embargo, el intentar justificar perspectivas totalitarias —sin importar que tan justas, virtuosas o hermosas aparenten ser— es un vicio del que la humanidad necesita liberarse.

La razón fundamental de la por que el instrumentalismo falla como ideología es por que se basa en el totalitarismo —un sistema en donde la libertad es ejercida por una figura central que deja muy poca libertad al individuo— y por ende, en la opresión.

…Así como falla al individuo.

El instrumentalismo no solo es una opresión etérea que afecta a las sociedades, sino que sus problemas recaen con muchísima fuerza en el individuo.

La perspectiva instrumentalista, como se mencionó anteriormente, limita la posibilidad de caminos posibles para el estatus, por ende, también limita la supervivencia y el bienestar de los individuos.

Uno de los grandes logros de la humanidad —muchas veces menospreciado— es que las sociedades modernas permiten una mayor capacidad, tolerancia y espacios para que las personas puedan ser exitosos.

Personas de grandes diferencias políticas, culturales, raciales, educacionales o religiosas —así como muchas otras más— pueden disfrutar de vidas satisfactorias mediante la dominación de pequeños nichos que satisfacen sus intereses pero que también exigen sus mayores cualidades.

El ejercernos como seres competentes es necesario y saludable. “Cuando se midio empíricamente, las personas estaban mas felices en el trabajo y menos felices relajandose de lo esperaban…” Tal como escribió Cal Newport en su libro Deep Work “Los humanos, parece ser, están en su mejor momento cuando están inmersos profundamente en algo desafiante.”

La violencia del instrumentalismo no es causada por la insistencia al individuo por esforzarse o trabajar, sino de otorgar valor a aquello comercial y obvio y negar todas las demás formas de valor y significado. 

Dicho de otra forma el instrumentalismo argumenta que es mejor para la sociedad maximizar el número de ocupaciones “útiles” —como la abogacía, la ingeniería, medicina y negocios— mientras se reducen sistemáticamente el número de ocupaciones “inútiles” —tal como la filosofía, las artes, la artesanía y los deportes.

Incluso dentro de estas mismas jerarquías se puede anexar otras, más específicas—como la superioridad de la tecnología sobre la ciencia o de la ciencia a las leyes— continuando hasta la competencia de los mismos campos—tal como la superioridad de la psicología conductista al psicoanálisis.

Estas jerarquías —además de ser sumamente arbitrarias y variables— ignoran el papel del individuo; niegan nuestra perspectiva única, nuestra afinidad a la actividad, la trascendencia de nuestro trabajo e incluso el mero disfrute de la actividad. Todas las necesidades y deseos de la persona quedan opacados por la obsesiva compulsión de seguir adelante.

Pero también niegan el principio evolutivo de la competencia: cuando se tiene abundancia de competidores en una misma jerarquía la posibilidad de escalar es menos plausible. Del mismo modo, cuando existe poca abundancia de competidores en la misma jerarquía es mucho más probable el poder escalar.

No solo los individuos podrían encontrar mayor bienestar y pertenencia en jerarquías más pequeñas, sino que incluso podrían recibir una mayor proporción de estatus y riqueza que aquellas personas en una jerarquía más competitiva.

Dicho de otra forma, ser un rey de un pequeño pueblo podría traer más riqueza que ser el duque de una gran nación.

Por otra parte, la sobresaturación de competidores en una jerarquía altamente competitiva no hace que la competencia se mantenga constante durante el tiempo, sino que ésta aumente.

Esto es debido al principio de Mateo. Nombrado así por el pasaje bíblico Mateo 25:29 “Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado”. En otras palabras, entre más estatus o capital se tenga más sencillo es el obtener más.

Incluso si los competidores en los bajos estratos de la jerarquía encontrarán nuevas estrategias y formas efectivas de incrementar su estatus o capital están serían usadas del mismo modo por las personas de los altos estratos, con muchisima mas efectividad y facilidad.

Este efecto, también, continuaría en el tiempo, generando una creciente cantidad de perdedores así como una minoría de super poderosos ganadores. Entre más fuerte presionamos más nos alejamos de nuestro objetivo.

El instrumentalismo pasa entonces a causar su mayor miedo: por buscar obsesivamente la dominancia de las jerarquías más obvias terminamos perdiendo poder, estatus y capital.

Incluso si un individuo de talento y suerte extrema lograra conseguir un lugar en la cima este se daría cuenta de que para mantenerse ahí tiene que recurrir a las mismas estrategias opresivas que fueron usadas con él en su momento. 

Ya que sabe que el capital y el estatus dan poder por la mera posesión de ellos el poderoso puede ser tentado estrategia conservadora. Al negarse a hacer apuestas riesgosas, el poderoso a su vez obstruye sus recursos, negando a su vez el acceso de los mismos a los individuos de los bajos rubros, haciéndoles la posibilidad de escalar, aún más difícil.

Conclusión.

El instrumentalismo está cerca de ser la opresión perfecta. En lugar de forzar sus ideas y métodos a la población, está los seduce para que sean ellos quienes decidan caer en esta trampa. El instrumentalista de este modo se convierte en el mejor esclavo, pues cede su existencia entera engañado por la idea de una futura libertad.

Al contrario de lo que nuestros padres suelen aconsejar la divergencia de intereses —por ende la creación de nuevos juegos o jerarquías— no son sueños bohemios, sino un mecanismo de progreso social e individual.

Ya que en la actualidad no tenemos una forma sistemática, segura y confiable de distribuir la riqueza, ir frente a frente contra los poderosos es una estrategia sumamente inefectiva e irracional.

La historia nos ha demostrado como un móvil común para la dominancia de una jerarquía están basadas comúnmente en la suerte. Es mucho más sencillo ser exitoso cuando las reglas de nuestra jerarquía benefician nuestras fuerzas e ignoran nuestras debilidades.

Que tu personalidad y carácter esten casualmente emparejadas perfectamente con las características de tu una jerarquía obvia e importante es sumamente improbable. Incluso para las cosas que tenemos afinidad, debemos muchas veces pasar mediante una transformación completa —de ideas y comportamientos— para poder dominarlas. 

Siendo mas especifico. Si encuentras que tu individualidad es casualmente perfecta en una de las jerarquías de prestigio de tus tiempos, quizás es pertinente tener algo de escepticismo y preguntarte si lo que estás haciendo es por gusto propio o solo es tu necesidad de estatus hablando por ti. 

Sea cual sea la respuesta, te deseo la mejor de las suertes. Quizás seas tú uno de los afortunados que consiga un puesto en la cima, sea esta específica o general.

Mi objetivo no es decirte que hacer o pensar. Mi objetivo es demostrar la engañosa naturaleza del instrumentalismo y cómo este opera hacia un mundo más desigual, arbitrario e injusto.

En el rubro más personal, el instrumentalismo es una decisión muy peligrosa. Creo más en detectar y aprovechar el espíritu de los tiempos.

Sin nada más que decir, ¡me despido!


Photo by Patrick Hendry on Unsplash

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